No cabe duda de la relevancia que tienen los envíos de obras de arte al extranjero al momento de estudiar el trabajo de Eugenio Dittborn. En primer lugar, por las singulares innovaciones que estas experiencias han propiciado en la morfología de sus obras, como, en segundo lugar, por lo significativo de su insistencia en subvertir el aislamiento, producto de la dictadura cívico-militar vigente, que tanto él como otras y otros artistas residentes en Chile debieron afrontar durante los años setenta y ochenta. En esos momentos las redes internacionales de circulación del arte contemporáneo avanzaban hacia una fluidez nunca antes experimentada, otorgando nuevas posibilidades a las y los artistas.
Una de las primeras experiencias de envío de obras que Dittborn emprendió, fue la itinerantica de las series de trabajos que constituyeron las muestras delachilenapintura,historia (mayo, 1976) y Final de Pista (noviembre – diciembre, 1977) a la ciudad de Bogotá. Allí se expusieron siete de los nueve dibujos incluidos en la primera exhibición y una selección de diez obras de las incluidas en la segunda, junto a otros diez trabajos adicionales. En total se exhibieron veintisiete obras en la galería San Diego de la capital colombiana en abril de 1978.
Al año siguiente se presentó una extraordinaria oportunidad para Dittborn en materia de exhibiciones internacionales: la publicación V.I.S.U.A.L. nelly richard rOnald kay dOs textOs sObre 9 dibujOs de dittbOrn, la primera que realizó el grupo V.I.S.U.A.L., llegó a manos del director del Centro de Arte y Comunicación (CAyC) de Buenos Aires quien, deslumbrado por ella invitó al artista a montar una muestra individual en dicho centro[1]. El CAyC fue un lugar neurálgico de producción de conocimiento en torno a las artes visuales a nivel internacional, allí confluyeron importantes intelectuales de distintas partes del mundo, se discutieron innovadoras ideas y gestaron proyectos de gran valor para pensar una producción cultural de perspectiva crítica desde América Latina. Exponer en ese lugar era una valiosa oportunidad para cualquier artista. Se realizaron las gestiones para llevar a cabo la exposición, la selección de las obras y hasta la escritura e impresión de un catálogo que las documentaba y analizaba, pero a último momento Glusberg decidió suspenderla a causa del, según su parecer, comprometedor perfil político de las obras[2], lo que podría complicar su situación con la dictadura argentina.
Sin embargo, todo el trabajo realizado no fue en vano y encontró otros modos de circular. Nueve de las veintisiete obras seleccionadas para la exposición fueron incluidas en un envío que el artista hizo en octubre del mismo año a Caracas, Venezuela, para ser exhibidas junto a otras once en la galería La Trinchera. En cuanto al catálogo, este circularía de manera acotada en Santiago y los textos allí publicados fueron compilados junto a otros escritos de su mismo autor, Ronald Kay, y publicados al año siguiente en un canónico libro respecto a la obra del Dittborn titulada Del espacio de acá. Señales para una mirada americana.
Al cambio de década, Dittborn se abocaría a un profunda experimentación con el arte correo, obras alojadas en este fondo dan cuenta de aquello, como por ejemplo LUGAR COMÚN enviada a Medellín, Colombia, en 1982, o LET US SEE IF YOU CAN BE AS GOOD AS ME, enviada hacia finales de la década dentro del mismo Santiago al crítico de arte Justo Mellado. También su participación en instancias como la revista PostHype [Vol.3, No.1] editada en 1984 en Nueva York, Estados Unidos, o el 1º congreso Chileno de Arte Postal llevado a cabo en Santiago en 1986.
En la década de los ochenta se vivió una incipiente apertura a la escena internacional para las artes en el país y, con ello, la participación en eventos de talla mundial. En 1982 Dittborn fue parte de la selección de artistas realizada por la crítica cultural Nelly Richard para participar fuera de competencia en la XII Bienal de arte de París. Para dicha ocasión el artista llevó a cabo dos acciones de arte, la primera titulada CAMBIO DE ACEITE, UN TRABAJO DE PINTURA (1981) canónica dentro de su producción artística, que consistió en el derrame de 300 litros de lubricante quemado sobre el desierto de Tarapacá. La segunda, mucho más desconocida, titulada A CABALLO REGALADO, UN REFRÁN ESCRITO SOBRE UN CABALLO (1981), instancia donde el artista escribió un popular refrán sobre el cuerpo de un caballo. Ambas acciones fueron registradas fotográficamente y las imágenes enviadas para ser exhibidos en la muestra parisina [3].
Sin duda la experiencia que modificó la concepción del artista sobre su propio trabajo, haciéndolo dar un giro de no retorno, fue su participación en la V Bienal de arte de Sídney, Australia, realizada entre abril y junio de 1984. A la instancia se enviaron trabajos de tres artistas nacionales: Juan Dávila, Gonzalo Díaz y Eugenio Dittborn. Para la exposición produjo una obra especial titulada UN DÍA ENTERO DE MI VIDA[4], de monumentales dimensiones, constituida por tres paneles de masonita, dos de 240 x 152 cm y un módulo de 240 x 80 cm. Tales serían las complejidades en relación a la logísitca de envío de esta obra que terminaría siendo la última de esas características producidas por el autor:
“Fue una hazaña llevarlo de Santiago a Sidney, hubo que tomar medidas especiales de acolchonamiento, de envoltura, fue muy muy difícil. […] Esta es la última obra que yo hice antes de las Pinturas Aeropostales, y es precisamente el peso, la fragilidad y la dificultad de transporte lo que me hizo de manera inconsciente –yo no lo supe nunca– hacer obras que fueran completamente distintas en el sentido de que fueran livianas y transportables” [5]
Como Dittborn señala, el envío a la Bienal de Sídney fue un aliciente para la creación de las Pinturas Aeropostales, por las cuales será reconocido hoy a nivel internacional. Son ellas las que le permitieron de una vez por todas sortear el aislamiento y comenzar un incesante naufragio por el circuito internacional del arte contemporáneo. De cuerpo lánguido, estas pinturas recorren el mundo plisadas en sobres, para arribar a un temporal destino, desplegarse, exhibirse por un lapso de tiempo, volver a plegarse y continuar su rumbo. El primero de los envíos aeropostales se realizó al Museo de Arte Moderno La Tertulia de Cali, Colombia, en el contexto de una exposición colectiva que incluiría trabajos de Dittborn y de la artista chileno-española Roser Bru, realizada en el mes de Junio de 1984. En el catálogo de dicha exposición se publica una carta donde el artista señala a la autoridad museal las características y operatoria que en ese entonces las pinturas poseían y que hasta el día de hoy muchas se mantienen. Desde ahí en adelante el constante circular de las pinturas aeropostales no cesa.
[1] “Cuenta Dittborn que V.I.S.U.A.L. llegó a manos del arquitecto argentino y miembro del Grupo de los Trece, Clorindo Testa, quien obsequió el ejemplar a [Jorge] Glusberg. Impresionado por el despliegue artístico, conceptual y material de V.I.S.U.A.L., el crítico decidió invitar a Dittborn a presentar una exposición individual en el CAYC durante junio y julio de 1979” Marchesi, Mariana y Vidal, Sebastian (2020) La exposición olvidada y una lectura de cuatro artista chilenos, CAYC: Chile/Argentina. Santiago: Museo Nacional de Bellas Artes. p. 27
[2] La obra específica que gatilló la inseguridad del Glusberg fue la serigrafía “Nada, nada” en la cual podemos observar tres imágenes traspapeladas provenientes de revistas deportivas (el rostro de un nadador en ejercicio tomando una bocanada de aire, un caballo de hípica montado por su respectivo jinete y una piscina olímpica), sobreimpreso a ellas un texto que versa “Este signo tiene un valor particular porque permite determinar con precisión la permanencia del cadáver en el agua”.
[3] “Richard optó finalmente por enviar fotografías y reproducciones de las obras más emblemáticas de cada artista que trataran con el cuerpo social o el paisaje nacional. Cada envío tendría el mismo tamaño y sería montado en una retícula homogénea a lo largo de tres líneas horizontales en las paredes de un corredor dentro de una de las carpas de la Bienal.” Macchiavello, Carla. “Vanguardia de Exportación: La originalidad de la “Escena de Avanzada” y otros mitos chilenos” En: VV.AA (2011) Ensayos sobre artes visuales. Prácticas y discursos de los años ’70 y ’80 en Chile. Santiago: Centro de Documentación de Artes Visuales / Lom Ediciones. p.92
[4] Para un estudio detallado de la obra, revisar: Montgomery, Vania (2019) “Un día entero de mi vida. Citas, envíos y transfiguraciones de Eugenio Dittborn”. Boletín CEdA [No.5]. pp. 33-51.
[5] Fundación Cultural CEdA (2020, Junio 13) Trabajos Eugenio Dittborn 1996-2017 Un día entero de mi vida, 1984, Pietà, 1989 [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=K0vY61GVl9E&ab_channel=Fundaci%C3%B3nCulturalCEdA