Eugenio Dittborn Santa Cruz nació en la ciudad de Santiago en 1943. Sus primeros vínculos formales con las artes visuales se establecieron durante su asistencia, como “Alumno libre”, a las cátedras de dibujo y pintura de José Balmes y al taller de grabado de Eduardo Martínez Bonati, ambos impartidos en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile donde estos eran docentes. Allí Dittborn se concentró en el estudio y pintura de naturaleza muerta, inspirándose en maestros como Giorgio Morandi, igualmente, consideró la mancha y el informalismo pictórico de Antoni Tàpies y el mismo Balmes, así como el legado del autor estadounidense Ben Stahl. Luego de eso, obtuvo una beca para radicarse en la ciudad de Madrid, España, en el año 1965 y desarrollar su exploración artística en un taller donde practicó serigrafía, para el año siguiente trasladarse a la Escuela de Bellas Artes de Berlín, Alemania, e incursionar en la litografía. Dicho viaje no solo resultó importante por las técnicas que aprendió y puso en práctica, sino que también, como primer hito, debido a que su itinerario se inició en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, donde visitó una exposición de Roy Lichtenstein. En ese contexto, las obras del artista pop norteamericano produjeron un claro efecto en lo que luego fue la poética artística de Eugenio Dittborn: en lugar de la mancha informal y los bodegones de pintura trazados, las obras de Lichtenstein presentaban imágenes extraídas de la circulación masiva y se inscribían bajo un aspecto totalmente mecánico, con puntos de impresión ampliados y de colores primarios saturados, sin rastros de manualidad visibles.
Posterior a este periodo formativo en el extranjero, el autor retornó a Chile el año 1971, momento en el que realizó labores gráficas ligadas a la prensa obrera hasta la irrupción del golpe de Estado en 1973. Es en estos años inmediatamente posteriores a su regreso cuando el artista llevó a cabo su obra temprana, es decir, un conjunto de esfuerzos constantes en busca de una agenda e impronta propia, la cual está marcada por rigurosos trabajos de dibujo en tinta que dan testimonio de destreza, en especial su habilidad para construir medios tonos mediante el achurado con ayuda de diversas herramientas de dibujo técnico; estos trabajos generalmente dialogan con referencias al cómic y su humor gráfico, a la vez que integran escenas y/o personajes de la historia del arte. Ejemplo de lo anterior son las series Goya contra Brueghel (Galería Carmen Waugh, 1974), 22 Acontecimientos para Goya, pintor (Museo Nacional de Bellas Artes, 1974) y delachilenapintura, Historia (Galería Época, 1976).
A propósito del último trabajo citado, Dittborn conoció al poeta y crítico de arte Ronald Kay y la artista visual Catalina Parra, con quienes entabló una fértil relación de amistad y trabajo, que se vio materializada en el sello editorial V.I.S.U.A.L. Esta experiencia marcó el comienzo de un nuevo periodo en el desarrollo de su obra, el cual se caracteriza por un fuerte predominio de la producción editorial y una alta experimentalidad gráfica, ambas motivadas por los valiosos aprendizajes teóricos obtenidos en esos años de trabajo en colectivo. Sintomático de aquello es la creación de singulares conceptos y/o procedimientos para nombrar su propia práctica productiva, algunos de los cuales han sido recogidos en el glosario construido por esta investigación. Una vez diluido el grupo, Dittborn continuó empleando y expandió aún más los aprendizajes obtenidos durante esos primeros años de dicho periodo experimental, es así como decide incursionar en diversos formatos de obra como el videoarte, el arte correo e incluso las acciones performáticas.
Uno de los momentos que marcaron el cierre de dicha fase fue el envío que Dittborn realizó a la V Bienal de Sídney, el año 1984, para la cual produjo una obra de materialidad rígida, pesada y de grandes dimensiones físicas y, por lo tanto, de complejo traslado, titulada Un día entero de mi vida. Dicha obra, vista con la perspectiva que nos entrega la historiografía, funciona como un punto de inflexión en el desarrollo de su obra, clausuró aquel periodo marcado por ensayos y incursiones a la vez que significó un estímulo trascendental para la invención de las Pinturas Aeropostales, cuyas particularidades son diametralmente opuestas a las de la obra descrita, las cuales caracterizan hasta el dia de hoy su obra madura, permitiendo afianzar su reconocimiento internacional dentro del campo artístico. Prueba de aquello es su constante participación en bienales en distintas partes del mundo, su presencia en neurálgicas colecciones de arte contemporáneo (la del el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid y la Tate Modern de Londres) y la obtención del Premio Nacional de Artes el año 2005.
Manifestado lo anterior, es necesario señalar que el proyecto e.dittborn 74 / 86. Colección de documentos de arte y obras gráficas se ubica en un arco temporal previo al período maduro del artista, lo que se ve reflejado en la tipología de materiales presente fondo aquí publicado y que da testimonio de los recorridos y desplazamientos que dieron lugar al actual reconocimiento internacional de su trabajo, justo antes de que la primera Pintura Aeropostal alcanzara el mundo.